martes, 19 de enero de 2010

Enero sin ti.


Parece que las calles sean inmortales, y en efecto lo son de algún modo. Como todo cambia, se reforman, rejuvenecen, se arruinan, se ensucian, se engalanan...pero siempre están ahí. Evocadoras a veces más que unas bellas palabras de mil y un recuerdos, sensaciones vividas o nuevas, explotadoras de lágrimas antiguas o dispuestas a sacarnos sonrisas cuando en su esquina nos espera alguna cara conocida, o quizá no...Pero también ellos arrancan sensaciones entre la gente que habita sus suelos en días como hoy.




Le tengo odio a las calles porque ellas no te recuerdan tan vivamente como yo, porque ellas saben dejarte ir y porque nunca sonríen cuando tú las recorres...


Las miro con recelo y sonrío porque ellas no son testigos de la hermosura que desprendes, aún sin estar sobre ellas, como siempre, tan diferente y tan mágico...



A veces creo que te imaginas o que sueñas con que sea como esas calles y alguna vez me sorprendí soñando inconsciente lo mismo que tú, y me castigué por ello...a veces pruebo a dejarte ir...a abrirte caminitos invisibles para alguien que no sea yo misma y ver si huyes o si sigues perenne como de costumbre con esa fachada de escultura inadvertida por el tiempo, que nunca te hace cambiar, pero a la vez te hace tan diferente a cada segundo: alguien cada vez más hermoso y nunca ruinosos restos de mármol descansando sobre algún palacio imperial de la Viena clásica.






A veces todas las canciones parecen confabulaciones porque todas me llevan a buscarte en mi mente, a hallarte en mi retina más allá de la trastienda del recuerdo, donde vivamente siento como me nombrabas cuando me veías, como se iluminaba tu cara cuando sabías que pensaba en ti o como sonríes cuando te sientes incómodo ante alguna situación.....


Como simplemente fluye tu voz con el viento, incluso en mi mente, con tanta nitidez y que tanto miedo tengo a perder, a eso...a la nitidez de saber como besas, como sonríes o como miras a un niño pequeño...




A veces creo que pudiera vivir sin ti y a veces creo que con muchas ganas podría conseguirlo, pero no le veo el por qué....


Supe algún día que nunca me iría de ti y que nunca podrías irte aunque quisieras porque sin que te dieras cuenta te até bien fuerte con nudos invisibles a cada hueco de mi alocada e infinita cabecita mía, tan caótica o tan lúcida...




Me gusta ver tus verdades supuestamente escondidas bajo las redes de tu frustración que tus pupilas hacen más evidentes cuando hablamos cualquier noche, o día...




Me gusta fundirme en ese color inconfundible y antes nunca visto que forman tus ojos y que tienen el poder de perderme en otra dimensión...










Realmente te dejo ir pero sin que lo sepas, y te dejo volver sin que tampoco te des cuenta.






(.........)




Hace tiempo que aprendí a vivir siempre a tu lado sin estar contigo.







Hace mucho que encontré un dulce equilibrio dentro de todo el caos que me hace alguien muy feliz....



Solo que en días como hoy cuando mi orgullo me dice: echemos un pulso a ver quien puede más, tú ganas...y yo me quedo mirando tu ventanita cibernética para darte vuelo y volverte a dejar ir y volverte a encerrar en mí una vez más...



Aunque realmente ya no necesite del mundo material del que me abstraje después de tanto esfuerzo y que cada día me es una mera manera más de definir conceptos, pero no de sentir lo que vivo, y menos si se trata de ti. Conseguí aprenderlo, ya sabes.





No me hace falta banalidades varias como antaño, aunque siempre sean bienvenidas.


Y a la vez es todo tan metafísico que parezca un idilio irreal. Pero tan real que parece absurdo.











Las calles no hablarán de ti, pero yo les hablo a ellas.



Cada vez que paseo con mi música en los oídos y tu imagen en mi mente, abduciendo el resto del asfalto que piso...



Y por eso, las aceras...te tienen envidian.